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La economía de Venezuela, según Nicolás Maduro

El electo presidente Venezolano, Nicolás Maduro, se ha presentado a estas elecciones presidenciales como lo que es, el heredero del fundador del bolivarianismo: Hugo Chávez Frías. Por lo tanto, el Ejecutivo que presidirá Nicolás Maduro no dará sorpresa alguna en los próximos siete años. Sencillamente, se limitará a cumplir con el «Programa de la Patria» que el chavismo puso en marcha en 2013 y estará en vigor hasta 2019. Como líder indiscutible del «socialismo latinoamericano del siglo XXI» poco antes de morir, Hugo Chávez lo nombró a dedo como la persona que le iba a suceder. Y que iba a terminar su «misión salvífica».
En primer lugar, Nicolás Maduro continuará nacionalizando lo que quede por nacionalizar en Venezuela, que no es tanto. Es decir, tal y como figura en el antedicho programa electoral, buscará «consolidar las Grandes Misiones Socialistas [sic] como instrumento revolucionario y expandir el poder popular y la democracia socialista». Tienen motivos para temblar las empresas privadas dedicadas a la producción alimentaria, porque Nicolás Maduro quiere «lograr la soberanía alimentaria para garantizar el “sagrado derecho a la alimentación” garantizando el acceso justo y uso racional del suelo». «Racional» en términos bolivarianos, claro, porque Nicolás Maduro se ha comprometido a «impulsar y consolidar una economía productiva, redistributiva y postcapitalista».
El actual líder del chavismo garantizará «la hegemonía de la producción nacional de petróleo», sin descuidar el trato a los gigantes de la producción de oro negro. Nicolás Maduro  por su parte, controlará el negocio venezolano «a través de una política nacional, popular y revolucionaria». Se espera que gran parte del dinero que obtenga con la venta de crudo vaya a «incrementar la capacidad defensiva de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana» y a fortalecer la Milicia Nacional Bolivariana.
Por otra parte, el adoctrinamiento vía propaganda será el mismo que con Hugo Chávez. Nicolás Maduro tiene como misión la de «garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana y promover una orientación ética, moral y espiritual socialista de la sociedad».
Nicolás Maduro intentará fortalecer los lazos que unen a Venezuela con el resto de países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y «tener un papel protagonista en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña para impulsar el desarrollo de un Mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial». También hará lo posible por ganar para el club nuevos miembros a través de su cuerpo diplomático. Aunque le será difícil liderar el grupo tal y como lo hacía Chávez, porque no tiene su carisma y porque recientemente han ganado peso compañeros bolivarianos como Rafael Correa, presidente ecuatoriano que arrolla en las elecciones de su país.
Por lo tanto, Maduro no dará muchas sorpresas con su gobierno. Ya lo dejó claro en su cierre de campaña: «Yo soy el hijo de Chávez». Habrá, más de lo mismo.

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